miércoles, 18 de agosto de 2021
Un decreto de 1864
martes, 17 de agosto de 2021
Guerras perdidas que jamás debieron comenzar
domingo, 1 de agosto de 2021
¿A quién le importa un blog, uno?
viernes, 23 de julio de 2021
Germain Nouveau y Demis Roussos
miércoles, 21 de julio de 2021
El despacho de un despechado
TRUMP, BLOGUERO
Hace unas cuantas semanas leía en las páginas de los periódicos digitales que el blog de Trump ha sido cerrado. Se titulaba «From the Desk of Donald J. Trump» y parece que no tuvo el éxito que sus organizadores esperaban. Claro. No me extraña. Es que el título mismo era un despropósito. «Desk» es el escritorio o el despacho donde se supone que uno trabaja, pero Trump no ha pegado un palo al agua en toda su vida. ¿Para qué? ¿Para qué lo va a dar él cuando tiene a tantos que lo den por él? El despacho de Trump, en su caso, significa la mesa donde tiene el teléfono, que es lo único que él necesita para trabajar: dar órdenes, insultar a los que desprecia (la mitad de los estadounidenses, esa media América que no vota por él), amenazar, extorsionar, y gestionar la eliminación política (de momento política) de sus oponentes o críticos. Pero este blog de «Desde el despacho...» era el despacho de su despecho. El problema es que un blog no se puede llevar con un teléfono. Un blog requiere que escribas, que pienses, que leas, que son actividades por completo refractarias al trumpismo. Trump jamás ha usado su escritorio para escribir. Todo lo más para firmar a rotulador los decretos con los que iba demoliendo el trabajo de su predecesor y convirtiendo a los Estados Unidos en la última república bananera que quedaba por crear en este continente.
COMO LAS OLAS DEL MAR
Como decía el otro día, los canallas van y vuelven, como las olas del mar. Por uno que se va, otro que vuelve. Ayer le tocaba el turno de irse a Tom Barrack, consejero de Trump cuando éste llevaba la Casa Blanca como si fuera su propio cortijo. La policía federal lo arrestó ayer por ser (supuestamente) un agente encubierto a sueldo de los Emiratos Árabes Unidos para cabildear en Washington, con acceso directo a la oreja del ex-presidente... El canalla que vuelve es el senador republicano Rand Paul, de quien no habíamos tenido muchas noticias en los últimos tiempos. Ayer acusó al Dr. Fauci de haber mentido ante el Congreso, lo cual es un delito grave... que el propio senador no parece considerar importante cuando se trata de las mentiras que él mismo cuenta sin ninguna sombra de vergüenza, de las de algunos miembros de su partido o de las mentiras del ex-presidente Trump, que miente más que habla, y que miente con tanta naturalidad que a veces hasta parece que miente cuando no miente. Por supuesto, Fauci le dijo que él, Rand Paul, era el mentiroso. Debió añadir ese refrán español que dice, y dice muy bien: «Cree el ladrón que todos son de su condición». Pero creo que en inglés no hay ningún proverbio que tenga la misma fuerza y eficacia del nuestro.
martes, 20 de julio de 2021
El tiovivo espacial
Mientras los estados de Oregon y California arden por los cuatro costados en incontrolables incendios forestales que lo están arrasando todo, Jeff Bezos, el hombre más rico del planeta, se ha dado esta mañana un chupinazo de cinco minutos hasta la termosfera, por encima de la línea de Kármán (es decir, a una altura de más de 100 kilómetros sobre el nivel del mar), haciéndose un hueco en la nueva carrera espacial que tres súper-multimillonarios americanos están llevando a cabo en estas primeras décadas del siglo XXI. El primero en pasearse unos minutos por esas alturas fue, hace sólo unos pocos días, Richard Branson, el dueño de Virgin Galactic, aunque en este caso, los viajeros no superaron la línea de Kármán. El otro súper-multimillonario, Elon Musk, se reserva para Marte, un planeta del que se ha propuesto, andando el tiempo, hacer su nueva residencia gracias a ese proceso llamado de «terraformación», sea lo que sea dicho proceso. Bueno, ¿y qué?, dirá alguien. Los astronautas han estado yendo y viniendo de la Estación Espacial Internacional y nadie le para bola al asunto. Pues la novedad está aquí en el hecho de que en este caso se trata de una iniciativa privada, y no de los programas espaciales de los diferentes gobiernos financiados con el presupuesto nacional, es decir, con fondos públicos. Estos tíos van al espacio con su propio dinero. O quizás no con su propio dinero, sino con el de algunos clientes que están dispuestos a pagar bien caro un asiento en la cápsula o la nave espacial. Se sabe que uno de los viajeros-astronautas (aunque al final decidió posponer el viaje para otra ocasión debido a problemas de agenda) pagó un ticket de 28 millones de dólares por subirse al cohete. Como se ve, esta nueva carrera espacial promete ser muy lucrativa. Tal vez por eso haya que reconocerles a estos dos empresarios las agallas que han mostrado al subirse por primera vez a estos vuelos espaciales y regresar íntegros de la prueba sin un rasguño. ¿Cómo convencer a los clientes de la extraordinaria seguridad del viaje si no es subiéndose ellos mismos en esta novedosísima y carísima atracción de feria que acaban de montar? Además, han demostrado que no se necesita ningún complejo adiestramiento astronáutico. Cualquiera puede subirse y disfrutarlo. Sólo hay que ponerse un mono azul y apretarse el cinturón. Nada más fácil. Cualquiera que pueda pagarlo, claro. Los súper-ricos, y puede que muy pronto los no tan súper-ricos, podrán desde ahora subirse a los ingenios para darse el chupinazo de sus vidas, flotar unos minutos en gravedad cero, y contemplar desde esa altura el espectáculo impresionante del globo terráqueo flotando como una gran canica de cristal azul en medio de la oscuridad del universo (claro que a cien kilómetros sólo, la canica es más bien un canicón). Desde luego, yo les aconsejaría a todos los terraplanistas que se dieran ese garbeo por el espacio, a ver si al fin se enteran de que la tierra es una esfera. Pero yo creo que ni con esas. El evento, que duró diez minutos en total, fue de una precisión milimétrica, lo que muestra la eficiencia tecnológica del mundo moderno. Tanto el cohete como la cápsula se volvieron a posar en tierra con toda suavidad y volverán a seguir subiendo y bajando con la misma precisión en ocasiones futuras. Lástima que a nadie se le haya ocurrido poner esa eficiencia y esa precisión, y los mismos recursos, determinación y entusiasmo, en favor de cosas más urgentes, como evitar esos incendios que están carbonizando los milenarios bosques del noroeste americano con toda la fauna y la flora que los puebla, que esos sí que ya no volverán. Pero, claro, cuidar de lo que tenemos es aburrido y tedioso. Lo público no le interesa a nadie. Los bosques ya están muy vistos y no son negocio. Los chupinazos al espacio son lo divertido. La fiesta, que no pare.
domingo, 4 de julio de 2021
El gran garaje del mundo
BOLSONARO AVISA, Y EL QUE AVISA NO ES TRAIDOR
Leo en la prensa que Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, ha aclarado que no entregará la presidencia del país si hay fraude en las elecciones. ¿Y cómo se detectará el fraude en las elecciones? Muy fácil: si las ganan los otros.
LA CULPA DE TODO LA TIENE EL SOCIALISMO
Leo en la prensa digital (Slate: «The Dream of Florida is Dead») una entrevista de Mary Harris a Danny Rivero, un reportero de una estación de radio de Miami, la WLRN, uno de los primeros en llegar al lugar de la catástrofe en Surfside, donde un edificio de apartamentos se derrumbó, con sus ocupantes durmiendo plácidamente dentro, en la madrugada del jueves 24 de junio, aplastándolos a todos. Según Danny Rivero, la culpa del colapso es del socialismo: «Piense usted en las comunidades de vecinos como socialismo a pequeña escala. Todos tienen la propiedad de una parte de la cosa. Toman decisiones sobre ello. Tienen una junta directiva, que es algo así como el Politburó. No; de verdad, es socialismo. Y el tema con el socialismo es que cuando uno posee colectivamente algo, uno tiene que tomar decisiones sobre ello colectivamente. Pues bien, algunas de esas decisiones van a ser bastante difíciles.» Vamos, yo creía que Florida era un estado gobernado por los republicanos. Muy podrido y dividido tiene que estar este país para que alguien aproveche una catástrofe como ésta e insinúe que la culpa la tiene el socialismo. La cosa me recuerda mucho a los socialistas en España, que tenían siempre un culpable para todo: José María Aznar. Que yo sepa, en Cuba no se ha desplomado ningún edificio con sus ocupantes dentro, y eso que los edificios de La Habana están decrépitos, pues llevan sin hacer mantenimiento desde 1959.
CANALLAS QUE VAN
Y VIENEN
Como las olas del
mar, por un canalla que se va, otro que viene. En efecto, el martes pasado, Donald
Rumsfeld, el Ministro de Defensa de los Estados Unidos durante la
administración Bush, dejó de infamar al mundo con su presencia. Al día
siguiente, sin embargo, Bill Cosby fue liberado de la prisión donde cumplía sentencia
por una de sus muchas agresiones sexuales. El Tribunal Supremo del estado de
Pennsylvania había revocado la condena por un tecnicismo relacionado con esa
manía que tienen aquí los fiscales de hacer tratos con los delincuentes.
EL CUENTO DE LA
RANA
La ola de calor que barrió los estados de Washington y Oregon, en Estados Unidos, y la provincia de British Columbia en Canadá, donde nunca jamás se habían producido temperaturas de 50° Celsius, ha sido casi como un aldabonazo en las conciencias, quizás incluso en las de algunos negacionistas recalcitrantes del efecto de la industrialización y en general de la actividad humana en el deterioro de la Naturaleza. Por desgracia, esto es sólo el comienzo. Además, no creo que sirva de mucho. En cuanto pase el verano, ya se habrán olvidado del asunto. Lo que me recuerda el cuento de la rana sumergida en el agua de una olla puesta a calentar, que se va acostumbrando al calor creciente del líquido elemento y cuando le preguntan cómo se siente, dice «¡Como siempre! Aquí no pasa nada.» Business as usual, como dicen en inglés. Cuando el agua empiece a hervir, ya será tarde para dar el salto y salir de la olla. Leo que en Florida la respuesta ante la imparable subida del nivel del mar debido al calentamiento global es tratar el asunto con medidas paliativas muy costosas y, sobre todo, poco eficientes ante la realidad de una tierra porosa impregnada de agua salada que ya se ha colado por los sistemas de agua corriente y del alcantarillado. Pero el mercado se adapta rápido en una sociedad donde el que no corre es porque vuela. El proceso de gentrification ya ha empezado hace años. La idea es desalojar a los inquilinos de las más modestas viviendas de tierra adentro, para especular con ellas ante la crisis residencial que se avecina en la península debido al fenómeno.
![]() |
| Foto de Joseph Kellner en Unsplash |
Lo triste es que
todo esto se podría haber prevenido desde hace décadas (por poco más de 500
votos en el estado de la Florida perdió Al Gore, firme defensor del medio ambiente
que competía con un programa fuertemente ecologista, las cruciales elecciones
de 2000). Ahora ya no podemos ni evitar ni erradicar la enfermedad. Estamos
condenados a paliar los síntomas, como a esos enfermos terminales a los que se
les alivia el sufrimiento con pastillas e inyecciones.
EL GRAN GARAJE
DEL MUNDO
A los negacionistas hay que convencerlos a base de metáforas diáfanas y explicaciones sencillas porque estas personas rechazan el pensamiento complejo. Yo les propongo la metáfora del garaje: Todo el mundo sabe que, si enciende su vehículo en un garaje cerrado y lo deja encendido, corre el riesgo de morir por el monóxido de carbono que emite la combustión de la gasolina (aunque no es la primera vez que ocurre que hasta una familia entera pierde la vida así por pura ignorancia del asunto). La atmósfera que rodea al planeta es como ese garaje. Un garaje muy grande, pero garaje, a fin de cuentas, y cerrado a cal y canto (ni lo podemos abrir ni salir de él, como no sea en una cápsula espacial). Estamos llenando ese garaje con las emisiones de monóxido de nuestros coches, de nuestras fábricas, de nuestros desperdicios. La atmósfera del planeta me recuerda mucho a esos garajes americanos que se usan más como cuarto de los trastos que como garajes, porque están llenos de maquinaria, de enseres, de cachivaches y de basura hasta el techo.
jueves, 4 de febrero de 2021
El estropicio de América
miércoles, 3 de febrero de 2021
El cáncer que acabará con América
miércoles, 20 de enero de 2021
El inquilino se va
Donald Trump abandona por fin la Casa Blanca. Quería estrenar este blog celebrándolo, pero la verdad es que el mal ya está hecho. América está dividida y rota. Vamos, que ahora mismo no la conoce ni la madre que la parió. Su democracia quedó muy mal herida el 6 de enero pasado, con el fallido intento de golpe dado por el presidente saliente como último recurso para mantenerse en el poder. Parece difícil que Estados Unidos de América pueda salir con bien de ésta: la herida es mortal. ¿Cómo va a poder recuperarse del descrédito sufrido si ni siquiera hay unanimidad entre los políticos a la hora de condenar y exigir responsabilidades por esta intentona golpista orquestada por Trump y sus secuaces? Es la primera en toda la historia de los Estados Unidos, y todavía no nos la acabamos de creer. Es como si no diésemos crédito a lo que vimos con nuestros propios ojos, quizás por lo impensable que era hasta ayer mismo. ¿Qué legado nos deja el que ya pronto será ex-presidente? Más de 400.000 muertos por la pandemia, a los que jamás dedicó una sola palabra, y a quienes engañó diciendo que la pandemia era un bulo, o que era inofensiva, o que desaparecería como por arte de birlibirloque, incapaz de ponerse al frente de la nave del entero país en estas circunstancias extraordinarias y de llevarla a buen puerto. Deja también una economía en ruinas. (La verdad es que esto ya viene siendo el denominador común de casi todas las presidencias republicanas. En las mayores catástrofes financieras que ha sufrido este país siempre encontramos a un presidente republicano: 1929, 1987, 2008, 2020). Deja también una América enfrentada consigo misma, presa de una de las peores crisis de identidad desde la Guerra Civil de 1861-65. Es el principal producto de esa deplorable cosecha que ha generado su persistente siembra de odio. Una América sin prestigio, que él ha conseguido, en solo cuatro años, transformar en una república bananera, en un país del tercer mundo. Nos deja también cientos de niños enjaulados en la frontera y separados por la fuerza de sus familias. Nos deja, sobre todo, como decía al principio, el primer intento de golpe de estado de toda la historia de este país. Sospecho que el único legado que Trump quería dejar era la completa destrucción del legado de su predecesor, el ex-presidente Obama. Lo gobernaban por dentro el odio y la venganza, y el resultado ha sido la catástrofe. Trump, como han dicho algunos, es ciertamente un síntoma de los problemas que tiene este país (sobre todo, a mi juicio, la decadencia y las desigualdades de sus sistemas educativo y sanitario). Pero si es un síntoma, es también la enfermedad. Trump ha sido un tumor, un cáncer mortífero que ha llevado al país al borde del colapso. La metástasis ha alcanzado a todas las áreas vitales del cuerpo socio-político y económico, y ha estado a punto de producir la muerte de América. Los votantes han conseguido extirparlo, pero con muchísimas dificultades, y no sabemos si el paciente conseguirá sobrevivir o no. No está todavía fuera de peligro. Trump llegó a la presidencia mintiendo y no ha dejado de contar mentiras en estos cuatro años. Hoy mismo su televisada alocución de despedida ha sido su penúltima (es posible que mañana diga alguna más) mentira como presidente. Es fácil distinguir cuándo lee lo que le escriben o cuándo es él el que realmente dice lo que dice. Basta ver uno de sus mítines políticos y compararlos con estos videos donde se le ve con los ojos enfocados en el teleprompter. Su voz era la suya, pero el mensaje era de otros, y todo cuanto ha dicho en esa alocución como resumen de su presidencia es una negación exhaustiva de todo cuanto en realidad ha hecho (o más bien deshecho) durante esa misma presidencia que ya se queda inscrita desde ahora en las antologías de la infamia. Trump me recuerda a esos inquilinos que se niegan a abandonar la vivienda cuando finaliza el contrato y acuden a los tribunales y le arman un escándalo al propietario para ver si así lo intimidan, y cuando no consiguen amilanarlo acuden a las vituperios y las amenazas, y cuando finalmente han agotado todos los recursos y las artimañas de que son capaces, y se ven finalmente obligados a desalojar la vivienda, deciden vengarse rompiéndolo todo: destruyen los cristales de las ventanas, arrasan el mobiliario, levantan las baldosas del suelo y los azulejos de las paredes, arrancan las puertas de sus quicios y los grifos de los cuartos de baño, y dejan en el centro de salón una montaña de cascotes y de basura.
-
La semana pasada hemos asistido a lo peor y a lo mejor de este país. Lo peor ha sido, claro, la nueva matanza que se produjo en una escuela ...
-
Donald Trump abandona por fin la Casa Blanca. Quería estrenar este blog celebrándolo, pero la verdad es que el mal ya está hecho. América es...
-
Uno se pregunta cuándo de verdad se jodió este país. ¿Se jodió en estos últimos cuatro años o el mal viene de muy atrás? Yo diría que se tra...
