miércoles, 21 de julio de 2021

El despacho de un despechado

 TRUMP, BLOGUERO

Hace unas cuantas semanas leía en las páginas de los periódicos digitales que el blog de Trump ha sido cerrado. Se titulaba «From the Desk of Donald J. Trump» y parece que no tuvo el éxito que sus organizadores esperaban. Claro. No me extraña. Es que el título mismo era un despropósito. «Desk» es el escritorio o el despacho donde se supone que uno trabaja, pero Trump no ha pegado un palo al agua en toda su vida. ¿Para qué? ¿Para qué lo va a dar él cuando tiene a tantos que lo den por él?  El despacho de Trump, en su caso, significa la mesa donde tiene el teléfono, que es lo único que él necesita para trabajar: dar órdenes, insultar a los que desprecia (la mitad de los estadounidenses, esa media América que no vota por él), amenazar, extorsionar, y gestionar la eliminación política (de momento política) de sus oponentes o críticos. Pero este blog de «Desde el despacho...» era el despacho de su despecho. El problema es que un blog no se puede llevar con un teléfono. Un blog requiere que escribas, que pienses, que leas, que son actividades por completo refractarias al trumpismo. Trump jamás ha usado su escritorio para escribir. Todo lo más para firmar a rotulador los decretos con los que iba demoliendo el trabajo de su predecesor y convirtiendo a los Estados Unidos en la última república bananera que quedaba por crear en este continente.


COMO LAS OLAS DEL MAR

Como decía el otro día, los canallas van y vuelven, como las olas del mar. Por uno que se va, otro que vuelve. Ayer le tocaba el turno de irse a Tom Barrack, consejero de Trump cuando éste llevaba la Casa Blanca como si fuera su propio cortijo. La policía federal lo arrestó ayer por ser (supuestamente) un agente encubierto a sueldo de los Emiratos Árabes Unidos para cabildear en Washington, con acceso directo a la oreja del ex-presidente... El canalla que vuelve es el senador republicano Rand Paul, de quien no habíamos tenido muchas noticias en los últimos tiempos. Ayer acusó al Dr. Fauci de haber mentido ante el Congreso, lo cual es un delito grave... que el propio senador no parece considerar importante cuando se trata de las mentiras que él mismo cuenta sin ninguna sombra de vergüenza, de las de algunos miembros de su partido o de las mentiras del ex-presidente Trump, que miente más que habla, y que miente con tanta naturalidad que a veces hasta parece que miente cuando no miente. Por supuesto, Fauci le dijo que él, Rand Paul, era el mentiroso. Debió añadir ese refrán español que dice, y dice muy bien: «Cree el ladrón que todos son de su condición». Pero creo que en inglés no hay ningún proverbio que tenga la misma fuerza y eficacia del nuestro. 

 

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