jueves, 12 de junio de 2025

El sueño americano cuesta ahora cinco millones de dólares

Este ya no es país para pobres. Hay que subrayar el contraste: mientras los esbirros del ICE hacen redadas en las empacadoras de carne de Nebraska, en los puntos de captación de jornaleros diarios de California, en las grandes huertas y labrantíos de todo el Medio Oeste, o directamente se emboscan a la salida de los tribunales de inmigración de las grandes ciudades, la nueva administración acaba de lanzar hoy mismo la muy ponderada Tarjeta de Oro con la efigie del Naranjito y la conspicua imagen de la Estatua de la Libertad estampadas en ella. ¿Y el precio de esta nueva engañifa? Cinco millones del ala. América ya no quiere pobres que vengan a hacer los trabajos que los gringos desprecian. Quiere atraer a los grandes ricos del mundo. Pero yo me pregunto ¿quién con dos dedos de frente va a querer venir a América a hacer su sueño americano si le sobran ya cinco millones de dólares para comprar un pedazo de cartón dorado? Vendrán tal vez los oligarcas rusos, los jeques árabes o los mafiosos de todos los rincones del mundo que con dicha tarjeta podrán realizar sus turbias operaciones aquí. A los pobres ni agua. ¡Qué digo agua! A los pobres, palo y grilletes; a los mafiosos que vengan en su propio jet, alfombra roja. Vamos, que a América ya no la conoce ni la madre que la parió. El gobierno justifica esta escabechina de temporeros hispanos y no se cansa de gritar que hay que limpiar los Estados Unidos de los veinte millones de criminales, asesinos, violadores, terroristas, pandilleros y enfermos mentales que entraron en el país durante el gobierno anterior. Para cumplir tal objetivo habría que expulsar a cinco millones de personas por año de gobierno, pero enseguida se les acabaron los criminales de verdad y los que tenían alguna multa de tráfico, así que ahora van a por los trabajadores de las fábricas y los temporeros agrícolas que jamás han cometido ni la más leve infracción. La ministra de (des)información del nuevo gabinete no se cansa de machacarnos diciendo que los inmigrantes ilegales son todos criminales por el mero hecho de haber entrado sin permiso en el país. Pero ¿qué es lo que oyen en realidad los americanitos de a pie? Algo parecido a esto: hay que echarlos porque son pobres, son feos, son bajitos, tienen la piel oscura y hablan español. Make America Blonde Again [hay que hacer que América vuelva a ser rubia de nuevo], parece ser el lema de moda. Pero no me malinterpreten. Les puedo asegurar que los americanos, en su mayoría, están encantados con esta nueva política de normalización del racismo. Incluso los de origen hispano que votaron por el Naranjito. El país ya no quiere más pobres. El trabajo duro ya no vale. Ahora el permiso de residencia está en venta: cinco millones de dólares.

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